Paraguay: condenaron a las y los 11 campesinos y campesinas de la masacre de Curuguaty

Cuando el poder político, empresarial y judicial se predispone sin prueba alguna  a condenar a un pueblo y justificar la nueva camada de golpes de Estados. Porque detrás de cada campesino y cada campesina condenada de Curuguaty hay toda una multitud que se intenta acallar y frenar para mantener el status quo. Ante un movimiento que crece día a día y acompaña a las y los campesinos,  hoy más que nunca se hace necesario redoblar la lucha por la nulidad del juicio y por la libertad de los condenados.

Hoy 11 de julio de 2016, la justicia paraguaya acaba de condenar tal cual como lo solicitó la fiscalía sin ninguna prueba alguna a las y los campesinos de aquella masacre de Curuguaty en las que fueron asesinados 11 campesinos y 6 policías el 15 de junio del 2012, hecho que derivó en los pocos días en la destitución del ex presidente Fernando Lugo, y permitió el retorno al poder del la vieja estructura partidaria hegemónica del Partido Colorado con Horacio Cartés a la cabeza, junto con una mayor concentración del capital y la tierra que ya cuenta con un 2,5% de la población dueña del 85% de la tierra en Paraguay.

La justicia paraguaya les impuso penas a la mayoría de los juzgados. Estas condenas van desde los 18 y 35 años de cárcel en las peores cárceles de Paraguay, que de por sí ya se encuentran saturadas de presos como les paso a los 6 campesinos que también fueron condenados en el año 2012 a ese misma cantidad de años.

El tribunal sin poder identificar quién mató a quién en la causa, sin pronunciarse o dar lugar a investigación alguna sobre el origen de las tierras, tierras que hasta el propio INDERT (que es el organismo institucional en cargado de administrar las tierras en Paraguay) reconoció que  estaban destinadas a la reforma agraria, así condenó a las y los campesinos por “usurpación de tierras”.

También este mismo tribunal los acuso de “asociación criminal”, cuando el mismo INDERT reconoció que la Comisión vecinal Naranjaty, agrupación en la que se habían organizado las y los campesinos, se encontraba en ese momento iniciando los trámites legales para tener acceso a la tierra.

Esto se dio pese a haber sido un operativo con alrededor de 324 policías contra 60 familias de campesinos que reclamaban en estas condiciones arriba descriptas su derecho a la tierra.

Desde el inicio, el juicio fue imparcial en favor de este último sector, no solo por llevar a cabo un juicio del que el existen numerosas pruebas de que esas tierras son del Estado y de que las y los campesinos hace rato venían llevando a cabo tramites a para su tenencia, sino también por rechazar hasta las imágenes y pruebas tan claras como las fotografías que demostraban la presencia de todo un operativo del que habían hasta francotiradores, y gran cantidad de armas de guerra de las que solo podían tener acceso la propia policía, había hasta helicópteros y ni se preocuparon por conseguir los vídeos [1].

Por eso se trató de una condena política, una condena que pretende hacer que el pueblo paraguayo se rinda y deje de reclamar aquello que le pertenece frente al poder político y empresarial narcotraficante y de grandes empresarios de agroindustriales transgénicos que tiene Paraguay y que día a día se apropia de las pocas tierras que tiene el campesinado, tal como lo hizo en la dictadura stronista con el empresario Blas Riquelme y la familia del ex -fiscal Rachid (que fue uno de los que inicio esta causa contra las y los campesinos de Curuguaty), como lo sigue haciendo en la actualidad contra los propios pueblos originarios que habitan en ese país.

A su vez se trata de una condena y la justificación de un ciclo de dictaduras militares surgidas en nuestra Latino américa con  esta que paso en Paraguay con la destitución de Lugo, como la de Honduras en 2009 contra Manuel Zelaya y ahora Brasil con el impeachment a Dilma Rousseff.

Pero el pueblo paraguayo en este último tiempo se ha movilizado por el pedido de libertad y nulidad del juicio contra estos compañeros y compañeras que hoy fueron condenados, sin ir más lejos estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción están organizando un paro en relación a este reclamo, lo mismo varias organizaciones, movimientos sociales y distintos sectores que se congregaron rompiendo dos cordones de seguridad para ingresar al Palacio de Justicia. Y también en distintas partes del mundo como en diversas ciudades Argentinas, por ejemplo Córdoba, Buenos Aires, en el Estado Español en Madrid, entre tantas otras.

Todos y todas estamos predispuestos a luchar hasta el final por la nulidad de este juicio asqueroso y por la libertad de las y los presos por luchar. Esto es tan solo el comienzo de una larga lucha que de ahora en más se deberá profundizar hasta llegar hasta el final y cuyo objetivo sea ni más ni menos que cambiar este modelo y esta sociedad que día a día genera, más pobreza, más concentración y condena a todo aquel o aquella que se opone al mismo y lucha por una sociedad justa e igualitaria y por el derecho a la tierra, a vivir, cuestionando este sistema de explotación.


[1] Ver algunos aspectos del las pruebas no tenidas en cuenta en: https://absolucionya.wordpress.com/2016/04/25/masacre-de-curuguaty-la-acusacion-fiscal-no-tiene-sustento/

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